domingo, 25 de enero de 2009

Lolita

Los sonidos provenientes del piso de arriba no cesaron, lo extraño es que parecía deshabitado, pero cada amanecer ocurría lo mismo, una especie de ondas sonoras que causaban un extraño atontamiento y que impedían que pudiera salir de la cama.
Pero fue el marchitar de Lolita (una hiedra que recogí bajo un puente), lo que hizo que el piso de arriba se convirtiera poco a poco en una nueva obsesión. Lolita estaba radiante hasta que una noche la cambié de sitio. Decidí acomodarla en pleno salón, justo bajo lo que yo creía "el núcleo emitidor de sonidos ultrasónicos".
Al día siguiente ya no estaba, ni huellas de raíz ni, hojas, ni nada. La tierra era ahora cenizas.
Entré en un pánico imaginativo, sentí una especie de terror mezclada con placer. puse música a todo volumen y comencé a bailar emulando un ritual ancestral con melodías rockeras. 
Tocan el timbre. "Hola soy Lolita, me vengo a despedir", no se que cara puse pero si Lolita se debía trasformar en humano era sin duda esa chica con ojos hiedra, mirada brillosa y sinvergüenza. (Lo digo porque estaba "plantada" frente a mi desnuda como si nada).
La hice entrar y comenzó a bailar como poseída. Comprensible, nunca había tenido piernas.
Era surrealista, no podía creer lo que veía, afortunadamente mi cámara reposaba tranquila sobre su trípode.
Sabía que esto era efímero. Bailé con Lolita cerca de media hora, la pasamos genial. Qué movimientos! qué espíritu! el de esta chica; mi nueva amiga.
¿Lo oyes?, me grita entre las melodías de la música. Bajo el volumen, y sí! ahí estaba nuevamente el ultrasonido mutante aquel. Lolita se puso bajo el "núcleo emitidor de sonidos", y comenzó a levantarse lentamente. Estaba Levitando.
Adios Lolita! le dije y alcancé a besar su pie flotante que se alejaba cada vez más.
El ruido cesó.